Somos amantes

Quedamos en vernos cada noche luego de la jornada laboral, como si fuera parte de la rutina diaria, suele creerse que el día que faltemos a nuestros encuentros es porque le damos fin a lo que tenemos.


Encuentros casuales, que siempre llegan a la finalidad de tener los cuerpos desnudos debajo de la sabana, haciéndonos pequeñas caricias llenándonos de placer. Si, en eso consiste cada encuentro.


Podemos variar el lugar, cambiar la fecha, ajustar distintas horas pero la finalidad siempre será tenernos juntos, haciéndonos uno sólo, iluminados cada noche por la luna que siempre será uno de nuestros acompañante, aunque en su ausencia contamos con el sol que es el cómplice de esta pequeña historia.


Una historia que consiste en esperar que el otro este dispuesto al encuentro, por algo somos amantes, porque no podemos llevar algo serio mientras ambos gozamos de nuestra vida como soltero, experimentamos en compañía de otra persona producto de la misma ausencia que ambos permitimos.

Somos personas en constante cambio emocional, hoy nos podemos extrañar y al siguiente día ni nos podemos hablar, el desequilibrio es lo que nos afecta constantemente porque cubrimos la necesidad que creamos con la compañía de personas distintas, pero al final de la noche volvemos a juntarnos como si nada de la historia fuera pasado.


Así nos hemos convertido en amantes solo de noche, porque nos ocupamos a todo momento que no nos preocupamos de extrañarnos durante el día, mientras no tengamos la necesidad de la otra persona seguiremos actuando como extraño con historia, mientras le damos la oportunidad a la luna de acompañarnos en otra noche histórica llena de aventuras.